Revista TAREA

EDITORIAL TAREA Nº 77

Desarrollo económico con calidad educativa

Un nuevo gobierno trae consigo esperanza para la población, que demanda cambios que permitan mejorar sus condiciones de vida en esta joven democracia representativa debilitada por la corrupción e incertidumbre ante el conflicto social permanente y la injusticia en la distribución del crecimiento económico.

Pese al gran descontento de muchas peruanas y peruanos, hay un sector que insiste en no tocar el modelo actual de desarrollo de libre mercado, que, si bien ha permitido el avance económico del país, aún no ha llegado por igual a todos. Por eso, según el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), todavía el 45% de niños, niñas y adolescentes del país viven en situación de pobreza, y el 19% de ellos en extrema pobreza.

El desarrollo económico es importante, porque permite mayor inversión, genera más ingreso al Estado e incrementa las oportunidades de trabajo; sin embargo, no es garantía de una mayor calidad de vida para todos. El nuevo Gobierno tiene el desafío de articular la política económica con el desarrollo social, para que el crecimiento vaya a la par con el desarrollo humano y más peruanos se beneficien de él.

Una política de redistribución con mayor equidad debe impactar en la política educativa orientándose a garantizar el derecho a la educación para todos. No se trata solo de aumentar la inversión en educación, sino también de establecer prioridades y de ser más eficiente en el gasto.

En el último año hemos consensuado —Estado y sociedad civil— una agenda común de políticas educativas que esperamos puedan constituir prioridades del Gobierno: atención a la primera infancia, educación intercultural bilingüe, educación rural, formación docente, descentralización educativa y proyecto curricular regional.

Se precisa contar con mayores recursos en educación y con la voluntad política del Gobierno Central y de los gobiernos regionales y los gobiernos locales para llevar adelante este proceso, así como un esfuerzo para normar, construir consensos, descentralizar, articular la política grande con la política pequeña —en el espacio donde se decide lo cotidiano—, enfrentar la corrupción y la burocracia.

El nuevo Gobierno, y en especial la ministra de Educación, Patricia Salas, tienen hoy ante sí el reto de liderar la agenda nacional por la calidad de la educación. La flamante Ministra fue presidenta del Consejo Nacional de Educación y es coautora del Proyecto Educativo Nacional (PEN), activista y promotora de los Proyectos Educativos Regionales y de la agenda común de políticas educativas.

Es muy probable que esta nueva gestión haga un importante esfuerzo por implementar el PEN desde un liderazgo nacional democrático que afirma y fortalece el proceso de descentralización.

Esperamos un nuevo rostro del MED en un nuevo rol rector. Que deslinde con una cultura burocrática y lenta que se resiste a dejar privilegios en el sector, acostumbrado a la comodidad de la inercia y que difícilmente acepta participar en una gestión educativa transparente que ponga por delante la función pública y el derecho de los estudiantes a aprender.

Nos alegramos por su designación en el Ministerio de Educación y esperamos, señora Ministra, que tenga lucidez y coraje para conducirlo.

Confiamos en su capacidad de convocatoria y liderazgo para conseguir que instituciones públicas y privadas sumemos esfuerzos de manera que seamos capaces de cumplir la promesa a miles de niños, niñas y adolescentes de aprender en la escuela pública. Si lo logramos, estaremos ayudando a romper con la mala calidad educativa, uno de los ingredientes que contribuye a mantener el círculo de pobreza en el país.

José Luis Carbajo