La adolescencia ha sido considerada tradicionalmente como una etapa de tránsito entre la pubertad y la vida adulta, siendo la misión de la escuela preparar a los y las adolescentes para realizar este tránsito dotándolos de competencias, recursos y valores para afrontar la vida culminada su educación básica. Las familias, los pares, la escuela y la sociedad esperan que durante este ciclo de sus vidas, que se inicia con la pubertad, chicas y chicos tomen decisiones tan trascendentales como elegir carrera, definir sus identidades y trazarse metas de corto y mediano plazo para un incierto futuro. Presionados por su entorno a tomar decisiones tan difíciles en medio de una etapa de sus vidas en la que experimentan cambios biológicos, psíquicos, cognitivos y sociales que los confunden y perturban, les exigimos definir quiénes quieren ser en contextos caracterizados por la incertidumbre, la desigualdad, el trabajo precoz, la crisis de representación política y la corrupción.

¿Cuáles son las expectativas, identidades y necesidades de la adolescencia en el Perú de hoy? ¿Responde el sistema educativo a ellas? ¿El Estado y la sociedad protegen y garantizan sus derechos? ¿Qué papel cumplen las instituciones educativas en su proceso formativo, la construcción de sus identidades y sus proyectos de vida?

Los autores que colaboran en este número de TAREA nos invitan a reflexionar sobre las necesidades de las y los adolescentes en el Perú, su educación y las oportunidades que merecen. Conoceremos las percepciones de un grupo de adolescentes y jóvenes estudiantes de Lima Metropolitana respecto de su experiencia en la Secundaria pública, sus proyectos de vida, su grado de autonomía, modelos parentales y experiencias de organización. Néstor López, Manuel
Bello, Jorge Agüero y Gabriela Guerrero comparten evidencias recogidas de evaluaciones e investigación, junto con reflexiones y recomendaciones para transformar la Educación Secundaria en el Perú y América Latina en un servicio y bien público que se adecúe a las características diversas de los y las adolescentes. María Villalobos, Flor Pablo y Wendy Albán remarcan la importancia de la participación protagónica y organizada de los y las adolescentes, representantes de la sociedad civil y el Estado en acciones cívicas y en el seguimiento a políticas de Estado diseñadas para proteger sus derechos y resolver problemáticas específicas que los aquejan, como el embarazo adolescente, la violencia familiar y sexual y el bullying en la escuela.

En la sección Pensamiento Pedagógico, Patricia Carrillo y María del Pilar Appiani presentan las propuestas pedagógicas que han guiado experiencias desarrolladas en instituciones educativas públicas de Lima y regiones para promover la Educación Sexual Integral y el Deporte entre adolescentes. La primera propuesta pedagógica se dirige a fortalecer la autonomía de las y los adolescentes sobre su propio cuerpo y el ejercicio de sus derechos, especialmente de aquéllos que los protegen frente a la violencia de género. El número cierra con tres experiencias innovadoras que tienen como protagonistas a adolescentes. Maritza Caycho nos introduce en un proyecto implementado en Lima Norte con adolescentes de Secundaria técnica pública que desarrolló sus capacidades para la convivencia democrática, el emprendimiento y la empleabilidad. María Julia Tagle, Rashia Gómez y Juan Carlos González describen la experiencia que desarrollaron los colegios Teresa González de Fanning y Markham con el objetivo común de abordar el tratamiento de la diversidad cultural con adolescentes de Educación Secundaria. Finalmente, Rosario Murillo da cuenta de una iniciativa innovadora desarrollada en Cusco para movilizar procesos de autoconocimiento, socialización y desarrollo personal en adolescentes y jóvenes provenientes de diferentes contextos socioeconómicos y familiares y trayectorias personales.

Acompañar adecuadamente el complejo proceso de construcción de identidades de la adolescencia en toda su diversidad y desigualdad, apostando por la construcción de lo común, constituye un desafío enorme que apenas se empieza a abordar en nuestro país con la participación de las y los propios adolescentes, gestores de políticas públicas, investigadores, docentes y activistas de los derechos de la adolescencia. No cedamos en el intento.