Revista TAREA

Resultados

Educación y Producción

Edición 026 - mayo de 1991

Educación y Producción

Cultura productiva y de sobrevivencia: algunos cambios de nuestra época

Javier Iguiñiz

Una experiencia de promoción de microempresas de jóvenes desde la escuela

Mirtha García Marruffo

Jóvenes campesinos: Retos Abiertos, Futuros Inciertos

Herán Luis Carrasco

Emergencia y Educación

La escuela defiende la vida. Evaluación del Programa de Emergencia

Tarea-IPEDEHP

Propuestas Educativas

Augusto Salazar Bondy: Reflexiones en torno a su Propuesta Educativa

Raúl Gonzáles Moreyra

Documentos

La sistematización de Experiencias: Una aproximación metodológica

Red de Sistematización

“Por una Educación de Calidad para Todos”. Convocatoria al Debate Educativo Nacional.

Consejo para el Desarrollo de la Educación

Reseñas

“Educar en Democracia” de Mireya Arellano

Ricardo Morales

“Le dije lo que quise” de Carmen Montero

Helen Orvig

Editorial TAREA Edición N° 26

Las imágenes que sobre el Perú difunden los medios de comunicación masiva nacionales y extranjeros, muestran sin ambages el nivel del desastre nacional que vivimos. ¿Son parte de una estrategia de los medios para conmover a la comunidad financiera internacional? ¿son una objetividad necesaria para ser creíble?. Ciertamente son imágenes desagarradoras que no exageran ni miente, aunque no llegan a anunciar sus causas ni las alternativas viables. Dejan sí el claro convencimiento de que las condiciones de existencia de gruesas mayorías del país son inhumanas y los costos de la estabilización demasiado altos.

La epidemia del cólera no ha hecho más que descubrir, con mayor crudeza, esta realidad y el grado de irresponsabilidad de gobernantes de ayer y de hoy, que no escucharon las demandas ni respaldaron las acciones de pobladores movilizados por acceso o mejoramiento de servicios básicos como agua potable, desagüe y limpieza pública.

La educación y otros servicios sociales como la salud, el transporte y la administración de justicia, no escapan a esta realidad. Entrampados entre presupuestos exiguos, trabajadores enardecidos y desmotivados por la pérdida del poder adquisitivo de sus salarios y una conducción ministerial de “perfil bajo”; estos sectores del Estado, se muestran poco aptos para enfrentar situaciones tan complejas como las que vivimos. Algunos sólo esperan que la estrategia de reinserción resulte y llegue la ayuda extranjera “que compense el sacrificio del pueblo peruano”. El sacrificio ya realizado y, el que no está siendo acompañado de la expectativa de un próximo crecimiento, ni siguiera una real reforma de la estructura tributaria que permita reconstruir elementalmente los servicios sociales entre ellos la educación.

¿Qué estamos haciendo las organizaciones de la sociedad civil por contrarrestar este marasmo en el que parece encontrarse la educación peruana? ¿podemos hablar acaso de dinamismo de otros agentes educativos?

Las actividades y luchas en el campo de la educación continúan. Por mejores salarios, por mejor propuesta, por formación magisterial de mayor calidad, por servicios mínimos en las escuelas, por educación que prepare para el trabajo, por más y mejor educación. Las estrategias son las mismas que antes: movilizaciones de empleados estatales, huelgas magisteriales, reclamos de los padres de familia, demandas educativas de organizaciones populares. Junto a ellas han surgido algunas iniciativas y acciones, concertadas desde la sociedad civil, por la educación y la salud popular pero que resultan insuficientes frente a la magnitud de los problemas a enfrentar. Su debilidad sigue estando en que sólo lograr convocar a algunos de los que toman decisiones de política educativa a nivel nacional, regional o local, y parcialmente también a agentes educativos de base. Participar en algunos de ellos no nos hace menos atentos a su insuficiencia, en particular cuando de manera grave se reducen la matrícula en las escuelas y los postulantes a las universidades. Tomemos en cuenta que el crecimiento en la matrícula de educación básica superior fue uno, sino el principal logro, de nuestro sistema educativo en varias décadas, logrado a base de perseverancia y esfuerzo popular.

No podemos dejar de volver nuestra mirada al Ministerio de Educación para afirmar que no está haciendo uso de su capacidad de convocatoria al magisterio organizado, a los padres de familia, al mundo académico y a la ciudadanía en general, pudiendo movilizarlos tras tareas o campañas conjuntas por el mejoramiento de la educación y por su transformación. El Ministro De la Puente parece poco inclinado al debate y a las asociaciones con otros. Sus planteamientos para la educación nacional son aún desconocidos para las mayorías. Ciertamente no logramos entender su llamado a “desarrollar un programa escolar 1991 que empiece en orden y que concluya en orden”. De allí que las tareas de organizaciones sociales preocupadas por la educación nacional se acrecientan. Si bien no es posible ni deseable reemplazar al Estado en esta tarea, la obligación de contribuir en el debate y la acción educativas desde nuestra experiencia de trabajo popular está planteada. La educación deje de ser tiene de nadie.

El contenido de este número insiste en que es posible generar acciones si a la vez se renueva la reflexión, el debate, y las propuestas educativas; que no es aceptable escamotear el escandaloso deterioro educativo que afecta el presente y el futuro de generaciones de peruanos, no evadir el compromiso ahora, en espera de que la economía se componga.

Tarea Colectiva