Revista TAREA

Resultados

Edición 045 - abril de 2000

Politicas Educativas

Descentralización centralista de la educación

Manuel Iguíñiz Echevarría

Educación y ciudadanía. Relaciones y tensiones

Estela Gonzales y Dario Ugarte

Experiencias Educativas

Participación estudiantil y municipio escolar

Flor Pablo y José Luis Carbajo

Los grupos y asociaciones juveniles como un espacio de educación ciudadana. Una propuesta de la Fundación Ideas

Claudia Dueñas Santander

Pensamiento Pedagógico

Ciudadanos jóvenes, no. Jóvenes ciudadanos

Sandro Venturo Schultz

Conocimiento y ciudadanía: desde los extramuros e intramuros de la escuela

Eduardo León Zamora

¿Qué es una escuela para la democracia?

José Gimeno Sacristán

Reseñas

EDITORIAL TAREA Nº 45

La construcción de la ciudadanía desde la educación requiere de una aguda reflexión sobre los procesos educativos que se generan tanto en la escuela como en la sociedad. Y es que lo educativo no puede ser aislado del proceso social. Los mensajes, los hechos, los gestos y las actitudes que ocurren en ambos espacios, así como en la familia y en los medios de comunicación, juegan un papel –positivo o negativo– en la construcción de la ciudadanía.

Por ello el pasado proceso electoral del 9 de abril no ha hecho sino demostrar que no hay límites para seguir violentando principios mínimos de vida democrática, entre ellos el respeto a Constitución, a las leyes  y el respeto a la dignidad de los ciudadanos que recusamos ser tratados como faltos de conocimientos y criterios para elegir al presidente que creemos debe de gobernar el país.

La pretendida reelección del presidente Fujimori quedara escrita en la historia no por limpia y justa, sino por todo lo contrario. Se ha usado indebidamente el aparato del Estado para su campaña electoral, hay indicios de la falsificación de un millón de firmas para la inscripción de la alianza Perú  2000, la televisión de señal abierta ha mantenido desinformada a la población y entre otros hechos se ha constatado la ilegal participación de funcionarios públicos en las elecciones.

Estos hechos resultan antieducativos por anticonstitucionales y antiéticos. Asimismo muestran nítidamente la precariedad de instituciones como el Jurado Nacional de Elecciones y la ONPE y su falta de compromiso con el proceso democrático.

En este contexto se han levantado voces críticas que exigen el desarrollo de una segunda vuelta ajustada a normas mínimas democráticas. En esa dirección se han manifestado  organismos internacionales como la Misión Carter y la Federación Internacional de Derechos Humanos, embajadores de diversos países, la Secretaria de Estado norteamericana, la OEA. Y en el plano nacional lo han hecho la Defensoría del Pueblo, Transparencia, gremios, congresistas, diversas personalidades peruanas y partidos y movimientos que participaron en la contienda electoral.

La ciudadanía en este proceso ha jugado un rol fundamental, en especial los jóvenes, las mujeres, los trabajadores y el ciudadano común que desde diversos puntos del país llenaron calles y plazas con el único objetivo de defender la voluntad popular. Las ansias de unidad nacional y de acuerdos se presentan como parte de las condiciones que necesita nuestro país en el corto, mediano y largo plazo. Creemos que en la segunda vuelta electoral debemos mantener una actitud ciudadana firme, critica, vigilante y propositiva y exigir condiciones legitimas como las propuestas por el Defensor del Pueblo, solo así podemos construir el país justo y democrático al que aspiramos.

Estas elecciones están coincidiendo con el inicio del año escolar, lo que ya ocurrió y ocurra en la escena política ofrecerá lecciones que niños, niñas y adolescentes recordaran porque existe una relación directa entre los aprendizajes que suscita la vida social y la escolar. Maestros y maestras tendrán que confrontar estas experiencia con los conocimientos básicos que plantea el área personal social, la historia y la educación cívica, orientados principalmente a la formación integral de los estudiantes, a la formación de los valores, que son componentes esenciales que les permitirán el compromiso con su entorno y el país.

La falta de memoria, la indiferencia, la tibieza, la carencia de articulación son aspectos que deben ser trabajados permanentemente en la escuela en tanto taras para la vida democrática.

Es fundamental que las políticas educativas y la escuela promuevan desde todos sus estamentos y en la cultura escolar una visión crítica y propositiva, base de la educación ciudadana.

Esta entrega de la revista se propone analizar la educación ciudadana en intima relación con la política educativa y con algunas medidas que se promueven en educación. Nos estamos refiriendo a la descentralización administrativa de la educación y la salud anunciada por el presidente el 28 de julio de 1999. En la sección de Políticas Educativas presentamos una propuesta que plantea que una descentralización de contenido democrático se orienta a promover el cambio social, a profundizar la democracia y a contribuir a la integración social buscando la equidad. La participación de la sociedad civil y la concertación son herramientas esenciales de la descentralización porque desde la participación comprometida se va generando el compromiso ciudadano.

A nivel de la cultura escolar la educación democrática puede preguntarse el para qué la escuela, interrogarse  por la construcción de su currículo, por las relaciones que se tejen en ella, cuestionarse las formas de organización que plantea, discutir sobre la urgente relación entre escuela y comunidad.

Un elemento sustantivo en relación a la cultura escolar es la visión que se tiene de la infancia y la adolescencia: ¿los niños y las niñas, los jóvenes y las jóvenes se perciben y se expresan como sujetos de derechos, es decir valorados, con voz con capacidad para participar, para criticar, proponer y organizarse en un clima que enfrente todo tipo de maltrato y discriminación?

Es alentador que en diversas escuelas se promuevan propuestas educativas  cuyo eje central es la promoción de la educación ciudadana con participación protagónica de los y las adolescentes de la escuela secundaria. Algunas han incorporado en el currículo el contenido de la educación ciudadana porque pretender promover un saber conceptual que sustente saberes procedimentales y actitudinales. Otras ponen el énfasis en la participación activa de los adolescentes a través de los municipios escolares, las Defensorías del niño y el adolescente, etc.

Tales iniciativas se sustentan en el desarrollo de un pensamiento crítico que contribuya a problematizar situaciones personales y sociales, a ampliar la capacidad de propuesta de los jóvenes, a promover relaciones basadas en la tolerancia, la solidaridad y el afecto. Ellas buscan enfrentar el autoritarismo y la superación de cualquier tipo de discriminación. El sentido de todas estas propuestas apunta a promover una cultura escolar democrática y practicas ciudadanas para la vida democrática nacional.

Este tipo de educación es imperativo. Desde Tarea la venimos promoviendo de manera transversal en todos los programas institucionales y, especialmente, desde el Área de Educación Ciudadana.

En medio de contextos que vulneran la formación ciudadana es preciso aportar a la construcción de una sociedad que exprese en sus instituciones y en las relaciones de la vida cotidiana valores y derechos como la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia y la solidaridad. Múltiples compromisos ciudadanos aunque dispersos, así lo expresan. Por ellos desde esta revista redoblamos nuestro compromiso en seguir alentando reflexiones y compartir experiencias que posibiliten la utopía de una sociedad construida desde las propuestas de política  y experiencias educativas.

Nélida Céspedes Rossel, directora