Las apuestas del Proyecto Educativo Nacional al 2036

Foto: CNE

En el año 2017, el Consejo Nacional de Educación recibió el encargo del Ministerio de Educación de formular el Proyecto Educativo Nacional al 2036. No fue un encargo menor pues involucraba realizar una serie de actividades, entre las que se encontraron (i) evaluar los avances y aportes del Proyecto Educativo Nacional vigente y (ii) realizar una consulta ciudadana que alimente el proceso de formulación con el sentido de realidad que impregna el sentir de la población respecto de sus necesidades educativas, sus sueños y anhelos propios y para las siguientes generaciones.

Una importante conclusión a partir de la evaluación del PEN vigente es que lo que necesita el país es revisar la pertinencia de las orientaciones a la luz de las tendencias y proyecciones así como del diagnóstico situacional de la educación en el país. Estas van cambiando en el tiempo, sin embargo, se mantienen temas no atendidos a cabalidad que merecen seguir presentes en los marcos orientadores del país.

Otro aspecto muy importante es que el PEN al 2036 debe buscar atender las necesidades educativas de la población a lo largo de la vida y no centrarse únicamente en las etapas de la niñez, adolescencia y juventud. Asimismo, debe trascender a los servicios que actualmente presta el sector educación y a la población que hoy es parte del sistema. Esto exige hacer un llamado a otros sectores así como flexibilizar el sistema de manera que se pueda incorporar a la población que se encuentra por diferentes razones fuera del mismo y contribuir a la continuidad de las trayectorias elegidas libremente por las personas en nuestro país.

Un marco orientador de la política educativa que se constituya como una política general multisectorial, que es el caso del PEN al 2036, tiene grandes oportunidades, entre ellas, visibilizar las condiciones que debe garantizar el Estado para que desde el sector educación y otros sectores, se atienda con pertinencia las necesidades educativas de la población pero principalmente se cierren aquellas brechas de acceso, culminación y aprendizaje que siguen siendo alarmantes como es el caso de la educación básica en los ámbitos amazónicos, la educación de las personas con discapacidad o las oportunidades formativas de la población adulta.

El Proyecto Educativo Nacional al 2036 busca convocar a todos los sectores y a la sociedad civil a priorizar una educación que contribuya con la vida ciudadana, con la inclusión y la equidad, con el bienestar socioemocional de las personas y el logro de mayor bienestar material asociado a la productividad y a la innovación. Estos propósitos son los llamados que se hacen para los próximos 15 años desde el PEN y enrumban las orientaciones estratégicas que aluden a cambios en el rol de los actores que educan y del propio sistema educativo.

Aun cuando no es una novedad referirnos a la familia y a la sociedad como actores claves para la educación, la propuesta del PEN 2036 reafirma su importancia e intenta hacer llamados más firmes y concretos frente a la responsabilidad que tienen respecto al cuidado y la educación de las personas a lo largo de su vida.

Por otro lado, respecto del sistema, son temas especialmente importantes la autonomía de la institución educativa como centro de la organización para garantizar flexibilidad, pertinencia, trayectorias y mejores condiciones para el trabajo de docentes y directores; la supervisión independiente de las condiciones básicas de calidad (materiales e inmateriales) de cualquiera que preste un servicio educativo ya sea estatal o no estatal; la estimación de los costos reales de la prestación de los servicios como insumo para la asignación de recursos con priorización de los grupos en mayor desventaja y, principalmente, la imperiosa necesidad de revertir la tendencia hacia la segregación que ha venido caracterizando el sistema educativo peruano y por lo tanto socavando la finalidad de la cohesión social que debe caracterizar al servicio educativo prestado o financiado por cualquier entidad u organización.

Los siguientes pasos en este proceso de formulación incluyen la coordinación estrecha con el ministerio de educación y los otros sectores del poder ejecutivo para garantizar el carácter vinculante del que careció el PEN vigente, de esa manera, los propósitos que contiene el Proyecto Educativo Nacional así como la visión de la educación al 2036 serán referentes en la planificación nacional.

Esperamos que el diálogo alrededor de la política educativa nacional que ha sido revivido a partir de este proceso de formulación en las diferentes regiones del país continúe, se enriquezca y adquiera la relevancia necesaria para darle sostenibilidad a estas apuestas y sobretodo se convierta en un ejercicio real de construcción de aquella ciudadanía que anhelamos para nuestro país.

Escribe: Diana Prudencio Gamio, jefa del equipo técnico (CNE)

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