Revista TAREA

Resultados

Edición 042 - setiembre de 1998

Politicas Educativas

Demandas a las escuelas de padres y madres

Pedro Núñez Sánchez

La participación de madres y padres de familia en el nuevo contexto educativo

Manuel Iguiñiz Echevarria

Experiencias Educativas

A propósito de una larga marcha a favor de los derechos del niño. Televisión amarilla y nuestra legislación vigente

Dante Castro Arrasco

Reseñas

Sueño aymara. Eduardo León

Gonzalo Espino Relucé

Seducidos por la tele: Huellas educativas de la televisión en padres y niños. Rosa María Alfaro y Sandro Macassi

Gustavo Von Bischoffshausen

Dos miradas a la gestión de la escuela pública. Manuel Iguiñiz y Claudia Dueñas

Gustavo Von Bischoffshausen

Escuela de padres. León Trahtemberg

Gustavo Von Bischoffshausen

EDITORIAL TAREA Nº 42

Hace unos meses pensábamos que el fenómeno de El Niño con sus multiformes significados materiales, sociales, éticos y simbólicos era el acontecimiento con mayores implicaciones educativas de los últimos tiempos. Destacamos cómo el manejo centralista de este desastre había relegado la participación de los pobladores y sustituido su iniciativa por la del protagonismos presidencial. Fue ésta otra oportunidad educativa desaprovechadas. Pudimos haber animado en niños, jóvenes y adultos una reflexión sobre nuestra corresponsabilidad en la prevención de desastres; haber hecho más por capacitar a la población para la acción social frente a las consecuencias de El Niño. Pudimos haber diseñado programas educativos que recurriendo a disciplinas como la historia, la geografía, la psicología social u otras, nos ayudaran a comprender una naturaleza cada vez más hecha de cultura, cada vez más transformada por la acción humana. Se perdió así una valiosa oportunidad de enriquecer, a partir de esta experiencia, nuestra cultura de relación con la naturaleza con aprendizajes que aún no se integran al bagaje cultural de la mayoría de peruanos.

Otro hecho, el deplorable tratamiento del referéndum por parte de la mayoría parlamentaria y organismos como la ONPE supuestamente al servicio de todos los peruanos, hace que hoy nos preguntemos sí los sucesos más importantes no están más bien en la cultura política, en la cultura democrática. Sin embargo hacer ranking entre los procesos sociales para ver cuál de ellos ha tenido mayor influencia en el pensamiento y los valores de peruanos y peruanas, carece de importancia; lo relevante es confirmar cuánto se jugó la democracia –y de qué manera- como estilo de vida y de convivencia entre ciudadanos, tanto en el modo de enfrentar el fenómeno de El Niño como en la desautorización del referéndum.

Este nuevo avatar de nuestra frágil democracia política nos recuerda que el golpe de Estado del 5 de abril de 1992 y la nueva Constitución Política de 1993 compartieron un mismo discurso cuando afirmaron la necesidad de impulsar en el país otra democracia distinta a la tradicional. Esta nueva democracia sería la de las obras y no la de las palabras. Esta concepción de “nueva” democracia que rechaza el uso de la palabra, tan esencial para la acción común y el goce de la comunicación, incluyó sin embargo nuevas y más directas formas de participación de la ciudadanía, ampliamente aceptadas, como el referéndum. Es interesante constatar cómo la palabra pública, comprometida en un documento como la Constitución Política, contribuye a generar consensos que a la corta o la larga traban las actitudes autocráticas.

Impedir el referéndum ha confirmado, por una parte, que una amplia mayoría de la población estaba a favor de su realización. La democracia es mucho más que la sola expresión de pareceres; es también capacidad y voluntad de los gobernantes elegidos para representar a los ciudadanos. La democracia no es un mero desahogo de la gente. Sin embargo en el Perú se insiste en reducir la práctica democrática a la libertad de expresión, mientras que en los hechos se norman decisiones que pasan por alto lo que la población demanda. Así, en el proceso político se escinde cada vez más la palabra de la acción.

El referéndum implicaba recoger la opinión ciudadana sobre la reelección presidencial que, a su vez, hubiera permitido reconstruir una relación directa entre palabra ciudadana y acción del Estado. Esta opinión tendría consecuencias sobre las acciones y decisiones del representante elegido, no podía ser tomada como una mera expresión de ciudadanos que quieren demostrar que son libres de pensar. Un régimen que desvaloriza la palabra de la ciudadanía tenderá a restringir hasta la sola expresión de la misma, como acaba de demostrarse con la negación del referéndum.

Es imposible predeterminar como se enriquecen nuestra educación ciudadana, nuestra autoestima e iniciativa y nuestra solidaridad, con experiencias sociales tan densas como las mencionadas y, sin embargo, es a través de ellas y en los intentos de vivir esos ideales, que nos hacemos más personas y colectividades.

La educación es pues un proceso ubicuo, que no tiene sólo a la Escuela como  referencia sino a la sociedad toda. Esta entrega de la revista Tarea lo remarca. En este número buscamos hacer visibles los vínculos entre esos escenarios macro de la cultura peruana –medioambientales o políticos- y la educación. Incluimos reflexiones sobre la cultura de participación social en la educación, en específico la de los padres y madres de familia; sobre la equidad de género en la educación de niños y adolescentes y sobre las relaciones entre la educación y la cultura de masas alentada por la televisión nacional.

Si bien las autonomías y especificidades son muy importantes en el análisis y la acción de los tres temas mencionados –participación, género y cultura mass mediática-, no deben conducirnos a tratar de manera independiente distintas esferas de la vida social. Separar estas esferas sólo facilitará el ponernos de costado para enfrentar los cambios que demanda una democracia nueva, fundada en sustantivas libertades y responsabilidades, en la justicia y en nuevas y permanentes oportunidades para el desarrollo humano.

Manuel Iguiñiz Echeverria, director