Elecciones y formación ciudadana democrática en la escuela
¿Qué puede hacer la escuela hoy para tener mejores escenarios electorales en nuestro país?
A pocos días de las elecciones generales del país, vivimos una situación compleja y difícil: por un lado, la presencia de proyectos políticos débiles y fragmentados con ofertas electorales inconsistentes y, por otro lado, la desconfianza y desinterés de la población que se manifiesta en el bajo respaldo a todas las candidaturas, así como en el alto porcentaje de indecisos y de quienes votarían en blanco o nulo. Todo esto en un contexto de crisis social y económica agravada por la pandemia. ¿La escuela puede contribuir a tener un escenario electoral distinto? Creemos que sí.
La democracia es mucho más que elecciones
Democracia y elecciones son conceptos que están relacionados, pero el primero es más amplio que el segundo. Elegir es una práctica indispensable de la vida democrática en la que algunas personas, grupos u organizaciones políticas exponen sus propuestas a un colectivo con el fin de obtener la aceptación de la mayoría y gobernar de manera participativa. Así se elige a un delegado de aula, a los integrantes del Municipio Escolar o del Consejo Estudiantil, a una directiva de la Asociación de Familias de una I.E., a un alcalde o, como es el caso del 11 de abril, a 130 congresistas y a un presidente o presidenta del país. ¡Qué tal responsabilidad!
Elegir es importante, pero la democracia es mucho más que elecciones. Es una cultura: una forma de ser, de convivir, de interactuar con otros, de participar en la vida grupal o comunitaria. Si no existe esta cultura democrática, las elecciones se muestran como una ceremonia vacía, un ritual incapaz de promover, confianza, participación y esperanza.
Formación democrática en la escuela
La escuela, por ser un lugar de encuentro y aprendizaje, es un espacio privilegiado para la formación de una cultura ciudadana. Estos aprendizajes trascienden un área curricular o una especialidad, son parte de la vida misma de la escuela:
Cultura democrática desde las interacciones
La escuela es un espacio de encuentro de diversidades. En ella se generan, en todo lugar y momento, interacciones y encuentros entre personas. Formamos personas democráticas si cada niño, cada niña o adolescente es reconocido, aceptado, valorado, tanto por sus pares, como por todos los adultos, docentes, autoridades y trabajadores. Si es tratado por su nombre, con cercanía, respeto y afecto. Si es reconocido como ser único con sus características y aceptado como tal. Si aprecia con naturalidad la diversidad y simultáneamente la igualdad de la dignidad de todos. Si asume que siendo todos diferentes y únicos, tienen los mismos deberes y derechos.
Cultura democrática desde la forma cómo se promueven los aprendizajes
Una escuela centrada en el dictado de clases y el protagonismo del docente, así como en la obediencia y el silencio de los estudiantes contribuye a formar personas pasivas y sin protagonismo. Esta práctica no promueve una cultura democrática.
Por ello, es fundamental cambiar las prácticas pedagógicas: ¿Qué rol tienen las y los estudiantes en las sesiones de aprendizaje? ¿Se promueve la participación y el protagonismo?, ¿se promueve el diálogo y la colaboración?, ¿se favorece el trabajo en equipo?, ¿se reconocen e incorporan sus intereses y necesidades?, ¿se conversa y discute lo que acontece en el país? Es importante desarrollar la curiosidad, la pregunta retadora, la observación sistemática, la investigación y la reflexión. Elementos fundamentales de un pensamiento crítico.
La escuela puede y debe ser en pequeño el país y la sociedad que queremos para todos: un espacio de reconocimiento de cada estudiante como persona igualmente digna, un lugar de aprendizaje de la convivencia en diversidad, un espacio para desarrollar pensamiento crítico y creativo, un espacio para desarrollar autonomía. Un lugar amable y estimulante para todos y todas que fortalece una cultura democrática.
Escribe: Carlos Palacios. Director de Casa de Cartón
.
tareainforma223