Revista TAREA

Resultados

La educación como bien público y principal garantía de derechos

Edición 101 - febrero 2021

Politicas Educativas

Fortalecer la educación pública: errores, razones y desafíos

Patricia Salas O’brien

La educación pública y el Proyecto Educativo Nacional al 2036

Manuel Iguiñiz Echeverria

Educación pública de gestión privada: el caso Fe y Alegría

Ernesto Cavassa S. J.

El puente roto de la transitabilidad: la formación profesional técnica. Actualidad, retos y perspectivas

Miguel Calderón Rivera

Las tecnologías en la educación uruguaya y el proceso hacia sus usos pedagógicos

José Miguel García

Financiamiento de la Educación Pública

Cuánto cuesta la educación pública de calidad en Brasil. Construcción participativa, metodología, historia y marcos legales del Costo Estudiante-Calidad (CAQ)

Andressa Pellanda

Diez puntos llamando a la acción sobre el financiamiento interno de la educación post covid

Llamado a la acción

Gestión Territorial de la Educación Pública

La educación pública en el marco de un proceso de descentralización inconcluso

José Prevístero Alarcón y Mariela Eyzaguirre Retamozo

Esfuerzos de la Gerencia de Educación: por el derecho a una educación y democracia en Arequipa

Wilver Gómez Castillo

Necesitamos una política de gestión curricular en cada territorio

Elías Meléndrez Velasco

Iniciativas de articulación intergubernamental e intersectorial para ampliar el acceso a Aprendo en Casa

José Carlos Vera, Edmundo Cáceres, José Luis Peña, María Amelia Palacios y Néstor Ríos

Acciones desde la Sociedad Civil

La urgencia de fortalecer la educación pública

Nelly Claux

La formación ciudadana en el Perú frente a las crisis sanitaria y política

Ernesto Olano Vargas

Reseñas

La educación en un mundo tras la COVID: nueve ideas para la acción pública

Nélida Céspedes Rossel

Editorial TAREA Edición 101

Lo público se refiere a los bienes y servicios que son comunes para todos, de los que no se discrimina ni excluye a nadie, aquellos que todos tenemos igual derecho de disfrutar: el aire, plazas y parques, la infraestructura vial, los servicios de salud, la educación. El Estado vela por los bienes y servicios públicos, los gestiona y debe garantizar que no se impida a nadie participar de lo común, de lo que nos pertenece a todos. Las fronteras entre lo público y lo privado se han ido transformando a través del tiempo, y siguen siendo materia de debate político en el mundo. ¿El conocimiento es un bien público del que nadie debe ser excluido? ¿O es un bien que puede ser patentado y comercializado para obtener beneficios económicos, lo que excluirá a sectores de la población? Dada la evidente relación entre educación y conocimiento, este es un tema cuyo análisis y discusión es relevante en nuestro medio.

Excluir a las personas del acceso a la educación básica resulta costoso para la cohesión social, la productividad y el desarrollo general de una sociedad; por ello, en la mayoría de países, incluido el nuestro, la educación básica es obligatoria, gratuita y universal. Es en la escuela pública donde aprendemos a convivir con personas distintas, a construir un sentido de lo público, a compartir valores comunes y a velar por el bien común de la sociedad de la que formamos parte.

Períodos de crisis como el que vivimos hacen más patente la importancia del acceso universal a bienes y servicios públicos como la salud y la educación. En este largo período de emergencia —del que aún no logramos salir— hemos atestiguado los inmensos esfuerzos desplegados por servidores públicos de la salud, la educación y las telecomunicaciones, así como los realizados por alcaldes y autoridades regionales y nacionales para atender la emergencia, en medio de la precariedad e insuficiencia de nuestros sistemas públicos; por mencionar un dato, solo 40,1 % de hogares tienen conexión a Internet, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática. Las cifras son elocuentes: según fuentes oficiales, tenemos más de 42 000 personas fallecidas (Ministerio de Salud) desde marzo del 2020. Asimismo, 2,9 millones de personas perdieron su trabajo (Banco Central de Reserva del Perú) y 174 544 estudiantes interrumpieron sus estudios universitarios el año que pasó.

Estamos muy lejos de ver materializado el derecho a la salud y a la educación de millones de peruanas y peruanos. Es prioritario ampliar la oferta de educación pública donde se requiera, así como trabajar por la mejora de la calidad y pertinencia de los servicios públicos en todo el país. Ad portas de las elecciones la generales, es imperativo revisar las propuestas de los partidos políticos en contienda, para conocer sus propuestas respecto a la educación básica y superior pública.

En la presente edición de la revista Tarea, participantes nacionales y de otros países de Latinoamérica aportan experiencias y reflexiones sobre la gestión y el rol de la educación pública en la formación de ciudadanas y ciudadanos y en la construcción del bien común, y comparten planteamientos para fortalecerla con el objetivo de garantizar el acceso al conocimiento. Contiene un recuento de iniciativas de política pública promovidas por el Estado peruano y otros Estados latinoamericanos, así como propuestas de la sociedad civil organizada, para mejorar el acceso, el financiamiento público y la calidad de la educación básica y superior públicas.

Conociendo los límites de una gestión centralizada de servicios educativos pertinentes para las diversas necesidades educativas de las poblaciones que conviven en los territorios, recogimos testimonios e iniciativas de autoridades de gobiernos regionales y de sus instancias de gestión educativa, que resultan ilustrativas de lo que queda por hacer para fortalecer la gestión regional y local de la educación pública.

Necesitamos avanzar en inclusión y equidad en la educación pública. Si la educación y el conocimiento son bienes públicos, las instituciones educativas del Estado no pueden seleccionar, bajo ningún criterio socioeconómico, religioso, de “normalidad” ni de género al estudiantado al que sirve. La educación pública debe estar abierta a quienes lo necesitan y ser el espacio en el que aprendemos a apreciar las diferencias entre las personas, a convivir en la diversidad humana. Fortalecer la educación pública, en lugar de empobrecerla y marginarla, debe ser uno de los propósitos más importantes de nuestra sociedad; esto, porque incentivará la convivencia democrática, el desarrollo del conocimiento, la adquisición de valores ciudadanos y la profundización de la democracia.

María Amelia Palacios