Los retos frente a las tabletas. Superando brechas de accesibilidad para el aprendizaje
El virus trastocó nuestras existencias, nuestras formas de relacionarnos, al 2036) de pensar y soñar. Cómo hacemos de esta crisis de enorme incertidumbre, una oportunidad de cambio para una mejor convivencia, es el gran dilema frente al cual debemos contribuir desde la educación.
A la par del crecimiento económico sostenido (4,9 % promedio en las dos últimas décadas), nuestro país fue postergando la atención a las inequidades. Para Byung-Chul Han, filósofo surcoreano: “el virus es un espejo, muestra en qué sociedad vivimos”, y la nuestra es de deudas históricas profundas, especialmente con los más vulnerables por ubicación geográfica, género, etnia y necesidades especiales. La CEPAL y la OPS convergen en la necesidad de avanzar en igualdad para el control eficaz de la crisis económica y social que arrastra la pandemia, de no atenderse con urgencia traerá también una crisis alimentaria y humanitaria.
El Estado y la sociedad civil actuaron inmediatamente para asegurar la continuidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje en entornos no presenciales. Respuestas que, en sentido riguroso, no podemos caracterizarlas como educación a distancia, pues ella exige de procesos previos de planificación orientados a brindar a los estudiantes un ecosistema de aprendizaje sólido que garantice el acceso, la permanencia y culminación de sus itinerarios de aprendizaje. Nuestras respuestas han estado centradas en el cambio del entorno en el que ocurren las interacciones de enseñar y aprender, y no necesariamente en cambios de enfoque pedagógicos ni metodológicos.
La puesta en marcha de servicios de educación a distancia debe contemplar el desarrollo de competencias digitales, la disponibilidad de recursos y plataformas para el aprendizaje, la conectividad y accesibilidad, entre otros aspectos. Una de las profundas brechas que marca la diferencia para enfrentar educativamente la pandemia es la conectividad a internet, que se acentúan por zona geográfica, por edad, por velocidad de descarga y por disponibilidad de dispositivos digitales (CEPAL, Agosto 2020): en el 2019, el 66,7 % de los habitantes latinoamericanos tenía conexión a Internet; 46 % de niños y niñas de 5 a 12 años viven en hogares sin internet; más del 90 % de hogares peruanos rurales tampoco lo tiene; 44 % de los países cuentan con velocidad inferior a 25 Mbps lo que sólo permiten desarrollar simultáneamente dos actividades básicas como uso del mail y video; entre el 10 % y el 20 % de los estudiantes de los quintiles de menores ingresos cuentan con dispositivos digitales como computadoras portátiles.
Aprendo en Casa es uno de los principales desarrollos que el Estado implementa para llegar a los estudiantes de la educación básica regular y de educación básica alternativa. Se ha iniciado la distribución de 1 millón 56 430 tabletas principalmente en quintiles 1 y 2 de pobreza, estrategia para atender acceso tecnológico y de contenidos educativos. Estos dispositivos cuentan con 37 aplicaciones -algunas en lenguas originarias, contenidos y actividades a los que los estudiantes podrán acceder independientemente de la conectividad a internet. En la RM Nº 334-2020 se apuesta por la intencionalidad pedagógica en el uso de las tabletas, articulando con otros recursos, actividades y fuentes de conocimiento.
Las tabletas son un medio importante pero no son la solución a los grandes retos que tenemos de aprendizaje. Su significatividad y sostenibilidad pedagógica está asociada al carácter interactivo y no lineal de sus contenidos, a la calidad y renovación de los mismos, a la relación con las expectativas y lenguajes de los niños, niñas y adolescentes cómo son la música, el movimiento, la pintura, el poder conectarse con otras realidades. En igual o mayor importancia, dependerá de las experiencias de aprendizaje que estimulemos y cómo avancemos hacia situaciones creativas y de mayor protagonismo de los estudiantes frente a problemas cotidianos y de país que enfrentamos, ampliando su red de conexiones y fortaleciendo la autorregulación y conducción de sus procesos de aprender de manera autónoma y colaborativa.
Las tabletas deben ser parte del ecosistema de aprendizaje centrado en el estudiante, que necesitamos construir, que asuma la flexibilización del currículo y la integración de estrategias no únicamente digitales, donde la familia y la comunidad son referentes fundamentales. La centralidad no son las tabletas sino los estudiantes.
Se requiere un sistema de recojo de información y retroalimentación del aprendizaje, de la calidad de las interacciones que se generarán con el uso de las tabletas, los roles que asumen estudiantes y docentes, la valoración de las familias, entre otros aspectos que permitan tomar decisiones basadas en evidencia para el año escolar 2021. A la par asegurar un sistema de mantenimiento y renovación tecnológica, con enfoque de cuidado del medio ambiente, complementando con otras formas tecnológicas adaptadas a contextos con baja conectividad. Siendo la conectividad un derecho, la gratuidad del internet para el aprendizaje debe ser una apuesta.
A puertas del cierre del año escolar, nuestra primerísima tarea, sigue siendo recuperar a cada uno de los estudiantes para que nadie se quede atrás. Dadas las características de la pandemia, en muchos países se plantea el modelo de la educación híbrida, que es una combinación interacciones presenciales y remotas, sostenidas en plataformas integradas y multimediales (aprendizaje e línea, televisión, radio). Estamos ante la necesidad de repensar la educación básica y el desarrollo de modelos diversos que prioricen la confianza en las capacidades de aprender y los vínculos entre los estudiantes, asumiendo que ya no será pleno el tiempo físico en la escuela, y que no todos los estudiantes coincidirán simultáneamente en presencialidad.
Estos retos requieren una acción concertada con aliados estratégicos, desde el espacio territorial. Centrar su acción en el fortalecimiento de capacidades pedagógicas y digitales de los docentes para que estimulen aprendizajes autónomos así como la generación de conocimientos desde las sabidurías de las familias y comunidades. Preparar a los docentes para diseñar y gestionar itinerarios de aprendizaje en entornos híbridos, basados en metodologías activas y en el uso de herramientas tecnológicas para aprender, para acompañar, retroalimentar y evaluar el aprendizaje. (Norma Rodríguez Fernández, Docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Consultora en Educación a Distancia del Programa Horizontes de UNESCO.
Escribe: Norma Rodríguez Fernández, docente de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, consultora en Educación a Distancia del Programa Horizontes de UNESCO
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