Evaluaciones y más evaluaciones en educación
Al escribir este artículo sobre las evaluaciones excepcionales que se acaban de realizar -el 03 de agosto a directivos y el 28 de setiembre a docentes para la reubicación de manera excepcional en las nuevas escalas de la Ley de la Reforma Magisterial (LRM)– lo hago en mi calidad de maestra y como tal haber participado en ambas pruebas. La primera para ratificarme en el cargo de directora, consciente de que es un atropello a los derechos adquiridos, pero al mismo tiempo era una necesidad reafirmar lo que conozco en el campo de gestión de la escuela pública y demostrar que los directivos no tenemos temor a dicho proceso y participé en la segunda evaluación para ser reubicada dentro de las nuevas escalas establecidas por la LRM.
Quiero creer que ambas evaluaciones han tratado de cumplir un objetivo: mejorar el trabajo que venimos desarrollando en la gestión y como docentes, sin embargo, hay algunos puntos que debemos tener presente; en el caso de las pruebas aplicadas para la ratificación en el cargo de directivos estas no necesariamente garantizan que la gestión sea un éxito, ya que conozco buenos directivos que se han quedado en el camino, desarrollando una excelente gestión en sus escuelas, de allí la necesidad de exigir que se evalué el desempeño en el cargo lo cual es diferente a lo realizado. Muchos colegas directivos, en todo el país, no han rendido la prueba y han presentado sus recursos de amparo y medidas cautelares.
Por otro lado, la evaluación a docentes ha sido muy rigurosa y exige que los maestros roten de ciclo y grados en el caso de primaria, para dominar el nivel y/o área que se desempeñan, sin embargo, desde hace más de 10 años, incluso la RM N° 622-13 sugiere la necesidad de que los maestros permanezcan en determinado ciclo para fortalecer sus capacidades, por lo cual la prueba aplicada ha tenido que ser difícil para las docentes que en estos últimos años han trabajado en un solo ciclo.
La mayoría de los maestros hemos demostrado que no le tenemos miedo a las evaluaciones y que muchos de nosotros somos conscientes de los cambios que necesita el sistema, por eso creo ha llegado la hora de preguntarnos ¿estas evaluaciones solucionaran el problema de nuestra educación pública?, sabemos que no.
El problema de nuestra educación no es solo responsabilidad del maestro o maestra, principalmente es responsabilidad del Estado garantizar una Educación pública, gratuita y de calidad, para lo cual debe destinar los recursos necesarios, con técnicos que conozcan de cerca nuestros problemas y que no solo trabajen soñando desde sus escritorios sin saber que pasa en las escuelas. Los directivos y docentes día a día sumamos esfuerzos por dar lo mejor que tenemos a nuestros niños y niñas, porque estamos seguros que nuestro deber es con ellos y con sus familias.
Si los maestros estamos apostando por el cambio, esperamos que el Sistema Educativo empiece a cambiar desde el Ministerio de Educación (Minedu), desde las Direcciones Regionales y las Unidades de Gestión Educativa Local (Ugel), respetando los derechos de quienes tenemos la gran responsabilidad de educar a nuestros estudiantes, pero en esta misión todos debemos de estar unidos y el Estado a través del Minedu, debe asumir el reto, impulsar una Revolución de la Educación sin calco ni copia, esa que se quedó solo como promesa electoral de este gobierno.
Por ahora ya pasamos estas primeras evaluaciones esperemos que muchos maestros y maestras logren ser reubicados en las nuevas escalas y que la sociedad y los medios de comunicación no sigan diciendo que tememos ser evaluados, acabamos de demostrar que por ahora ese no es nuestro gran problema.
Creemos que la evaluación a directivos y maestros es solo un aspecto, pero no lo es todo, como decía nuestro gran poeta César Vallejo, hermanos hay mucho por hacer.
Escribe: Janet Mellado Flores, directora de la I.E. N° 044/39-6, Virgen de Fátima, Independencia