Revista TAREA

Resultados

Confianza y voluntad política para descentralizar el país

Edición 093 - diciembre del 2016

Politicas Educativas

Manuel Iguiñiz: “Hay una regresión en el proceso de descentralización”

Entrevista de José Carbajo y Julia Vicuña

Gestión educativa descentralizada: un proceso en construcción

José Luis Vargas Dávila

Decentralized education management: a work in progress

José Luis Vargas Dávila

La ruta de la gestión descentralizada en la educación

Alex Ríos Céspedes

The Road to decentralised education management

Alex Ríos Céspedes

La descentralización de la educación: demandas y propuestas de los gobiernos regionales

Sonia Paredes Velorio

El desafío de la gestión educativa descentralizada

Mónica Callirgos Morales

La Ley de Organización y Funciones y la rectoría del Minedu: un reto pendiente

Patricia Correa Arangoitia

Con el reto de mejorar simultáneamente la calidad y la equidad: Chile transforma su sistema escolar

Fernando Maureira Tapia

Pensamiento Pedagógico

Enfoques de gestión pública y gestión educativa descentralizada

María Boggio Carrillo

Gestión local y diversidad cultural

Martín Moya Delgado

Una tarea pendiente y urgente en el actual proceso de descentralización: gestión educativa intercultural

José Vásquez Medina

Innovando

Gobernabilidad y gobernanza educativa: gestión del sistema educativo regional de Piura

José Luis Calle Sosa

Retos y desafíos del modelo de la UGEL de Huanta: gestión educativa local con enfoque territorial

Edhgar Valencia Aguilar

Mancomunidad Municipal Lima Norte: el monitoreo de la gestión educativa

Maritza Caycho Figueroa

Homenaje

Francisco José María Barletti Pasquale. Pepe: una vida consagrada al amor y la justicia a través de la educación

Patricia Carrillo Montenegro

Reseñas

Análisis comparativo de balances sobre el proceso de descentralización

Javier Iguiñiz Echeverría

EDITORIAL TAREA Nº 93

La descentralización del país está muy lejos de ser un tema de agenda de las fuerzas políticas que conforman el Ejecutivo y el Legislativo. Tampoco parece tener especial interés para la oposición al Gobierno; y la población, desencantada por los actos de corrupción de autoridades nacionales y regionales, ha perdido la fe en sus gobernantes. Se ha envilecido la política como acto de gobernanza y construcción de la democracia.

Vivimos en un ambiente de desconfianza que difícilmente se podrá revertir. Tiempos de incertidumbre por el nivel de corrupción que se viene descubriendo y que tiñe la agenda del país. El Gobierno va a tener que hacer más y hablar menos
para cambiar esta situación, para acercar con transparencia la política del Estado a las necesidades de la población. En este contexto, lo más probable es que la descentralización no tenga prioridad para el Gobierno y que solo veamos avances
sectoriales de transferencia de funciones a los gobiernos regionales de parte de los ministerios de Educación y de Salud.

Si se hace un balance de estos catorce años desde que se inició el proceso de descentralización, se concluye que se ha
avanzado poco, con tendencias “dominantes” a la desconcentración: los sucesivos gobiernos nacionales han preferido
ejecutar las políticas directamente, abandonando su rol rector, probablemente para lograr mayores réditos políticos.

Las necesidades de la población, y la urgencia de atender los problemas estructurales del país, nos ponen frente a desafíos de corto y largo plazo y nos llevan a replantearnos la manera de gobernar; tenemos que buscar el equilibrio entre políticas de efecto y procesos más de fondo como la descentralización, porque es necesario fortalecer la institucionalidad y la gobernanza.

En la apuesta por descentralizar el país han participado los gobiernos regionales y los gobiernos locales, pero las instancias de planeamiento y el gobierno nacional han aprovechado poco para consolidar estas experiencias. En Educación, por ejemplo, ambos niveles de gobierno han hecho sus proyectos educativos, se han elaborado propuestas curriculares y modelos de gestión, pero no se ha buscado que éstas fluyan con recursos y transferencia de competencias para que se consoliden.

Necesitamos construir nuevos consensos para avanzar hacia una auténtica descentralización. El Acuerdo Nacional puede ser
una instancia de concertación y trabajar para alcanzar uno de sus cuatro objetivos: un Estado eficiente, transparente y
descentralizado, que plantea “garantizar autonomías políticas y administrativas, basadas en la descentralización del poder
que implica la transferencia gradual de las competencias y recursos del gobierno regional”. Lograr este nuevo consenso exige establecer un marco de políticas que devuelvan la confianza a la población y que empoderen a ciudadanos y ciudadanas
para que elijan y fiscalicen, de modo que las autoridades hagan obras y no roben.