Revista TAREA

EDITORIAL TAREA Nº 52

El 28 de julio pasado se cumplió el primer año de gobierno del señor Toledo y se renovó el gabinete ministerial. Los retos en relación al enfrentamiento de la pobreza, la democratización del país y la transparencia en la gestión pública aún se mantienen y están teñidos por el desencanto de la gran mayoría de la población peruana.

Aun así, se ha desarrollado esfuerzos como el Acuerdo Nacional, y se ha trazado objetivos en materia de gobernabilidad, equidad y justicia social, competitividad, y el logro de un Estado eficiente, transparente y descentralizado. En ese marco se asume la educación, entre otros derechos, como garantía de tales objetivos.

Otro hito importante lo constituye la discusión de la Ley Marco de Educación. Si bien hay aspectos de la misma que deben profundizarse, ya hay un camino recorrido que constituye un referente para asegurar una normatividad consistente y coherente en materia educativa (magisterio, sistema educativo, evaluación, calidad de los aprendizajes, etc.)

Desde la sociedad civil hay que destacar diversos acuerdos locales y regionales, cuyos hitos más importantes están en los planteamientos de las Mesas de Lucha contra la Pobreza. En todos ellos la educación ha sido colocada como punto medular ya que esta requiere cambios en profundidad.

Y tal como sucede en la escena nacional, nos preocupan el sentido y la consistencia de los cambios en educación. Llama la atención la poca claridad en los programas que el propio Ministerio de Educación tipifico como estrellas. Tal es el caso del Proyecto Huascarán, que ha desatado gran polémica. Consideramos que un punto medular en materia educativa lo constituyen los resultados en los aprendizajes de nuestros estudiantes. En junio se conoció los resultados de una evaluación que, más allá de algunas precisiones sobre enfoques e instrumentos, arroja que 40 mil alumnos del cuarto y sexto grado de primaria, así como del cuarto de secundaria tienen grandes carencias en lectura, escritura y matemática, siendo más críticos estos resultados en la infancia rural. Esta situación es grave.

Nos corresponde profundizar el análisis en torno a los nudos y los desafíos de la educación peruana, de cómo la educación es un factor de equidad social, de la manera en que compromete a diversos actores e instancias, ya sea gubernamentales y privadas. Igualmente, en el rol que cumple el espacio local como inspirador de innovaciones y promotor de una ciudadanía activa en un espacio con cultura e identidad, como ciudad educadora. Son estas las contribuciones del n.° 52 de la revista TAREA.

En la sección Políticas Educativas Manuel Iguíñiz realiza un amplio análisis de los cambios socioeducativos, de los procesos que se han desatado y cómo aun no son suficientemente consistentes y motivadores para reorientarnos a un programa de desarrollo integral. Reconoce que se han producido encuentros entre Estado y sociedad civil y valora que la construcción de políticas educativas por fin considera como requerimientos de inclusión, la deliberación pública y la movilización social. El mismo artículo presenta un conjunto de propuestas para lograr una educación básica de calidad de corto, mediano y largo plazos.

A su vez, la nota de la Secretaria del Municipio de Porto Alegre plantea que la efectividad de las políticas tiene como fundamento la continuidad en la gestión. Señala que los cambios en educación son procesos histórico culturales y asume que la educación es posible en el dialogo entre la escuela y la ciudad. A partir de allí, plantea el mejoramiento de la calidad de la educación y la superación de la exclusión social.

En tanto el país requiere que determinados conceptos de renovación educativa se visibilicen y normen, presentamos la reflexión de Idel Vexler en torno al dictamen del anteproyecto de la nueva Ley Marco de Educación. Sostiene que para la inclusión social se requiere una atención educativa diferenciada, pero de igual calidad.

Otro aspecto vital para la democracia y la democratización de la educación es la reflexión que vincula la educación con el rol de la ciudad como educadora. En esta ciudad, los ciudadanos son orientados desde la educación formal, no formal y de los medios de comunicación a construir ambientes públicos, espacios educativos de carácter democrático, participativo, orientado por una cultura de paz y respetuosa de los derechos humanos. Este número contiene un conjunto de artículos que reflexionan en esa dirección. Francesco Tonucci señala lo enriquecedor que asumir la educación y la ciudad desde los derechos de la infancia y plantea que se requiere de un conjunto de cambios en el tejido urbano para que las ciudades sean espacios de múltiples aprendizajes. José Luis Carbajo plantea la importancia de la ciudad educadora como promotora de valores, como la solidaridad y la igualdad de oportunidades para todos los integrantes de una comunidad. Analiza cómo trabajar en el espacio local la educación informal, y desde la construcción de los valores, el vínculo de esta con la formal.

En la medida que se trata de asumir la potencialidad del espacio local o ciudad educadora como núcleo de realización de diversas experiencias educativas, presentamos un resumen de la Evaluación del Proyecto de Innovaciones Educativas en el Distrito de Independencia (PIEDI). Se trata de compartir los logros, las dificultades de y las proyecciones de esta experiencia de innovación en el campo del currículo, la gestión escolar y los servicios educativos. También la estrategia potencial denominada “Centro de Recursos Educativos”, que es la manera como el PIEDI se ha articulado a todo el distrito de Independencia para seguir aportando a la calidad de la educación de las niñas, niños y adolescentes del distrito.

Educación, medios de comunicación y la Ciudad Educadora explica en qué medida los medios de comunicación y, en especial la radio, facilitan el encuentro entre actores sociales y educativos. Promoviendo educación y cultura para el desarrollo Integral de Comas recoge una valiosa experiencia en el distrito de Comas (en el Cono Norte de Lima), identifica la historia de esa localidad, sus esfuerzos por mejorar la calidad de vida de sus habitantes, el respeto mutuo y la solidaridad, así como la participación de escolares, organizaciones diversas y el municipio para construir un presenten digno y un mejor futuro.

La educación tendrá un norte si es asumida con la seriedad que el caso amerita, si se articula como un componente del desarrollo, si expresa una voluntad política para colocar por delante sus legítimos intereses. Es necesario asumir los cambios como procesos sistemáticos, multisectoriales, multidisciplinarios; si prima la preocupación porque nuestras actuales generaciones amplíen cada vez más sus conocimientos y desarrollen valores ciudadanos para recrear el país presente y de justicia que nos merecemos y aspiramos.

Nélida Céspedes Rossel, directora