tareaInforma 103

Por el derecho a una educación liberadora

.....Boletín Mensual

Lima, 22 de febrero de 2011

Año 10, Nº 103....

PARA DEBATIR

Para que las promesas se cumplan

Concertar prioridades y metas en educación

Foto: TAREA

Los procesos electorales suelen ser momentos complejos, tiempo de formulación de planes y ofrecimientos, de campañas que incluyen recorridos por plazas, campos, para acercarse al “ciudadano votante” e intentar convencerlo que debe entregar su confianza en una cedula por “la mejor opción”. Tiempo en que también se difunde información sobre pasados que comprometen (wikileaks o financiamientos del narcotráfico) y de promesas que por lo general no se cumplen.

Pero los procesos electorales pueden ser también -como afirma la Mesa de Concertación para la lucha contra la Pobreza (MCLCP) en su documento “De los compromisos al buen gobierno”- una oportunidad para una discusión sobre la situación del país, para construir consensos y adoptar acuerdos, que permitan la continuidad (cuando se ha iniciado la implementación) de políticas de Estado más urgentes.

Si en estos meses, como país, llegáramos a tomar acuerdos fundamentales en relación a una agenda común minima sobre la cual las nuevas autoridades nacionales desarrollen sus planes, habría sido un tiempo valioso.

En educación existen consensos básicos sobre los cuales fijar la actuación del Estado: la atención integral de niños y niñas de 0 a 2 años desde programas intersectoriales y desde una diversidad de propuestas (no solo la alternativa de la atención institucionalizada), la ampliación de la cobertura de atención educativa a niños y niñas entre los 3 a 5 años, en un esfuerzo de universalizar por lo menos en niños de 5 años.

Si bien estamos en el 94,4% de cobertura en primaria, es necesario atender a ese 5,6% de niños y niñas entre los 6 y 11 años que aun no asisten a la escuela, no es difícil imaginar donde están, la meta seria ningún niño sin recibir servicio educativo en primaria. Incrementar la matricula en secundaria y la tasa de conclusión sobre todo en zonas rurales, atendiendo es especial a las mujeres. Los niños con necesidades educativas especiales requieren estar entre las prioridades de atención.

De otro lado, aunque es importante avanzar en cobertura ello no es suficiente, el derecho a la educación no se reduce al acceso y asistencia a la escuela, se traduce en lo que los niños efectivamente aprenden en ella, el reto mayor esta en mejorar los resultados de aprendizaje.

Foto: TAREA

Por ejemplo, en los próximos 5 años se esperaría doblar el porcentaje de los actuales resultados con nivel de desempeño suficiente en comprensión lectora y lógico matemática para niños del segundo grado e incrementar significativamente el porcentaje de niños de cuarto grado con lengua materna distinta del castellano, en el nivel de desempeño suficiente para ambas competencias.

Para lograr esta meta a la vez se requiere realizar serios esfuerzos por atender a la población indígena desde programas que atiendan la diversidad cultural y lingüística, hecho que hoy casi no sucede. Ahora bien, la magnitud del reto es grande pues se espera una mejora en todos los grados y niveles educativos.

En el nivel de desempeño suficiente para ambas competencias, se requiere realizar serios esfuerzos por atender a la población indígena desde programas pertinentes con la diversidad cultural y lingüística, lo que hoy casi no sucede. Ahora bien, la magnitud del reto es grande pues se espera una mejora en todos los grados y niveles educativos.

Como sabemos, no hay calidad sin equidad, por ello no es posible avanzar en estas metas si no se avanza en reducir las brechas (incrementadas en los últimos años) entre población urbano – rural y entre niños de habla castellana e indígena. La permanencia de esta situación no hace sino ratificar la vigencia de un Perú escindido, la presencia de las jerarquías, de la discriminación y falta de oportunidades para unos, de “un Perú que crece” solo para algunos.

La atención prioritaria a las poblaciones -rural–indígena- es un asunto ético en el cual nos jugamos parte de nuestra construcción como país. Ya sabemos por donde halar el hilo de la madeja.

Hemos aprendido también, que la mejora en la calidad no es la suma de un conjunto de iniciativas aisladas, inconexas, sino la puesta en marcha responsable de una estrategia nacional expresada en un conjunto de procesos articulados. Es decir, para que todo aquello que queremos suceda, tenemos que invertir en medidas ligadas al desarrollo.

En este sentido, avanzar en la descentralización, en medidas de desarrollo profesional docente, en el incremento del gasto en la educación y en la lucha contra la corrupción a todo nivel es parte del esfuerzo.

Tenemos – como nunca antes- el Proyecto Educativo Nacional como instrumento de política nacional, tenemos una agenda de prioridades, construida desde el Consejo Nacional de Educación, y concertada desde las autoridades regionales, tenemos una nueva oportunidad entre manos del 2011 al 2016. Los retos educativos merecen nuestro mayor esfuerzo de concertación.

Escribe:

Liliam Hidalgo, Directora Ejecutiva de TAREA.