Fortalecer la formación magisterial, más allá de la infraestructura

Cálculos del especialista Hugo Díaz nos hablan de un déficit de unos 120 mil profesionales de la educación, al 2030; mis propios estimados son similares. Actualmente tenemos problemas de calidad en la formación magisterial, pero se nos vienen también serias limitaciones de cantidad.

En este marco ¿qué sentido tiene la reciente Resolución Ministerial N° 289-2017-MINEDU que aprueba un “Plan de Fortalecimiento de Institutos Públicos de Formación Docente para el año 2017”? ¿El fortalecimiento de la formación magisterial tiene que ver solamente con mejoras en infraestructura de las instituciones formadoras?

Crisis cuantitativa y cualitativa

Pocos son los egresados de Educación Secundaria que postulan a las Facultades de Educación, a los Institutos de Educación Superior Pedagógica y a otros Institutos de Formación Docente (IFD). Así tenemos que en las universidades públicas solamente un 20 % de los postulantes ingresa (en la UNMSM, en Medicina solamente el 2 %), en los IFD ingresan el 50 %.

A pesar de esta menor exigencia en la selectividad para ingresar a los IFD, el número de estudiantes de estas instituciones se ha reducido en alrededor del 35 %, del 2004 al 2016. El número de docentes de los IESPP han decrecido en 29,7 % del 2008 a la fecha. Y un 41,6 % de las instituciones formadoras han tenido que cerrar, del 2008 al 2016 (Fuente, Minedu-Escale).

La profesión docente ya no es atractiva para los jóvenes. Se conjugan varios factores para explicar esta situación. Un modelo de sociedad que invita al consumismo, pone en primer plano el monto de ingresos (para consumir). Y los jóvenes comparan la desigualdad de los sueldos de los maestros activos y los de un policía, por ejemplo. Descubren la miseria de ingresos de algún pariente o conocido que es docente cesante. El “aunque sea para maestro, estudiaré” está quedando en el pasado. No solamente se presenta un problema remunerativo, sino de pérdida de estatus social. Hace 25 años, un 31 % de los distritos del Perú tenía como alcalde a un docente; en las últimas elecciones municipales, este porcentaje se ha reducido al 22 % y casi todos los docentes electos como alcaldes son de área rural o de ciudades pequeñas.

Es decir, hay situaciones concretas que explican el problema cuantitativo de escasez actual de estudiantes en los IFD, lo cual guarda coherencia con el futuro déficit de profesionales de la Educación que se comenzará a sentir en no más de 10 años, si no se toman medidas de fondo.

Sobre las limitaciones cualitativas en la formación magisterial, no queremos extendernos. Pero, ellas no solamente tienen que ver con carencias profesionales, sino con la imagen que se ha venido propalando acerca del magisterio nacional, aún desde las esferas de gobiernos, como las expresiones del ex Presidente de la República, Alan García.

Más allá del diagnóstico

La Resolución Ministerial N° 289-2017-MINEDU (15-05-2017) parte de un buen diagnóstico. Reconoce las limitaciones cuantitativas de los IFD, deteniéndose en los problemas de infraestructura, pues así justifica la razón de ser del “Plan de fortalecimiento”. Sin embargo, no precisa el nexo con los problemas cualitativos de los IFD y, mucho menos, establece las determinaciones o causas de los problemas. Si no sabemos las raíces de los problemas, los remedios que se dan no siempre son los más adecuados.

Es verdad que existe una relación importante en tener una buena infraestructura y equipamiento de los IFD y en avanzar en el mejoramiento de los servicios que ellos brindan. Diría que esto resulta importante, siempre y cuando se garanticen otras medidas concomitantes para el desarrollo sostenido y de calidad en la formación magisterial. Y esto no queda claro. Se requiere tener un Plan de Desarrollo Estratégico de la Formación Magisterial, en el marco de un real impulso de la Carrera Pública Magisterial y de la Reforma de la Educación Peruana.

Aseverar que estamos ante un proceso de “revalorización de la carrera docente” es algo cuestionable. Hace 10 años, apenas un 25 % del magisterio estaba en situación de contratado. El año pasado (2016), hemos culminado con un 37,5 % de maestros contratados. La tendencia a la desregulación de la fuerza de trabajo docente es implacable. Y si los docentes nombrados son cada vez menos —en términos absolutos y relativos— va perdiendo razón de ser la existencia de la “Carrera Pública Magisterial” (pues para que ella exista, se requiere docentes nombrados).

Por todo lo dicho, creemos que está bien la mejora de la infraestructura de los IFD, pero en el marco de una real “revalorización de la Carrera Magisterial” (la ley no habla de “carrera docente”). Y sin entrar a inversiones cuestionables; es decir, donde se responden a necesidades reales, con plata de todos los peruanos, pero que se canalizan priorizando el lucro de particulares. A veces, se usa el rótulo de Asociaciones Público Privado (APP) para beneficio de las empresas privadas, como en el caso de Chincheros. ¡Y que esto no se repita en el caso de las mejoras en infraestructura y equipamiento de los IFD priorizados!

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Escribe: Sigfredo Chiroque Chunga <schiroque2021@gmail.com>